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Durante las fiestas navideñas, cuando muchas viviendas quedan vacías por las vacaciones, ciertos colectivos aprovechan para ocupar inmuebles con mayor facilidad. En este contexto, ha cobrado fuerza una nueva modalidad conocida como inquiokupación: personas que alquilan legalmente una vivienda y, tras unos meses, dejan de pagar el alquiler pero se niegan a abandonar el inmueble. Hoy hablaremos de limpieza de pisos de okupas en Madrid y cómo se afianza este nada nuevo fenómeno de la “inquiokupación”.

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El vaciado de pisos y limpieza profunda tras vandalismo y suciedad es un desafío que requiere intervención profesional. En muchas ciudades y barrios, especialmente en zonas con viviendas deshabitadas, la ocupación ilegal, el abandono y los actos vandálicos han llevado a un aumento significativo en la demanda de servicios especializados de vaciado de pisos y limpieza extrema. Cuando un inmueble ha sido víctima del descuido, la acumulación de basura o incluso la destrucción intencionada, no basta con una limpieza superficial. Hablamos de situaciones en las que se necesita una intervención técnica y profesional para recuperar la habitabilidad y la higiene del espacio. Es importante destacar que el vaciado y la limpieza profunda de un piso no solo tiene una dimensión práctica. También tiene una carga simbólica: significa recuperar un espacio, cerrarle la puerta al abandono y devolverle su valor, tanto material como humano. Donde antes hubo suciedad, deterioro o conflicto, puede volver a haber hogar, orden y posibilidad.

Limpieza de pisos ocupados en Madrid y toda España

La Real Academia Española define la ocupación como el acto de instalarse en una propiedad deshabitada sin permiso del dueño. Aunque esta práctica es ilegal, sus defensores han normalizado el término “okupación” con “k”, que incluso ha sido aceptado por la RAE como parte del idioma. Las razones detrás de estas ocupaciones varían: desde situaciones de necesidad hasta actos de protesta por el precio de la vivienda, pasando por decisiones de estilo de vida o simple vandalismo. Sin embargo, todas ellas afectan directamente a los propietarios, quienes se enfrentan a largos procesos legales para recuperar sus casas cuando no debería ser así.

La reciente Ley de Vivienda, aprobada en mayo, ha generado controversia al dificultar aún más los desalojos. Aunque el Código Penal contempla la ocupación ilegal como un delito de usurpación, los desalojos se complican especialmente cuando la propiedad no es la residencia habitual del dueño.

En esos casos, los trámites judiciales suelen ser más lentos. Además, si los ocupantes cambian la cerradura y han permanecido al menos 48 horas en la vivienda, esta puede ser considerada su morada, lo que impide una intervención policial inmediata sin orden judicial. La inquiokupación representa una problemática añadida: como el acceso a la vivienda se ha producido de manera legal, el propietario no puede actuar por allanamiento, sino que debe iniciar un proceso de desahucio por impago, lo cual puede extenderse durante meses, beneficiando así a quienes deciden ocupar sin pagar y son insolventes.

En la foto: la última limpieza al detalle, que en Madrid siempre realizan nuestros compañeros de Promad.

Evitar sanciones por vaciado de pisos ilegales

Una mujer fue multada por vaciar un piso ocupado en Pajarillos y arrojar los muebles a la vía pública. Una mujer okupa que fue sancionada con 150 euros tras vaciar un piso ocupado en la barriada del 29 de Octubre, en Valladolid, y depositar los enseres en un contenedor de obras ubicado en la calle Águila. Según fuentes policiales, la infracción tuvo lugar alrededor de las 16:00 horas del domingo, cuando la mujer, que acababa de instalarse de forma ilegal en uno de los pisos sin rehabilitar del barrio, comenzó a deshacerse de los objetos dejados por antiguos inquilinos.

La operación de limpieza incluyó muebles, ropa y otros objetos, los cuales acabaron llenando por completo uno de los contenedores utilizados para las obras de rehabilitación que se están llevando a cabo en la zona desde hace meses. La escena no pasó desapercibida para los vecinos, quienes alertaron a la Policía Municipal. Al llegar, los agentes sorprendieron a la mujer mientras aún trasladaba bolsas y muebles al contenedor.

La intervención se saldó con una multa por una infracción leve a la ordenanza municipal de protección del medio urbano, la cual prohíbe verter residuos o basuras en la vía pública. Las autoridades recordaron además que el Ayuntamiento ofrece gratuitamente un servicio de recogida de muebles usados, lo que habría evitado tanto la sanción como la acumulación indebida de residuos en la vía. Actualmente, la barriada del 29 de Octubre se encuentra inmersa en un proceso de rehabilitación que afecta a 24 de los 90 bloques, con planes de extenderse al resto en los próximos dos años.

Retirada de todo el contenido sobrante del inmueble

El vaciado de pisos, en su concepto más básico, consiste en la retirada de todo el contenido sobrante del inmueble: muebles, electrodomésticos, objetos personales, basura, restos de obra, enseres rotos, textiles, etc. Pero cuando hablamos de pisos ocupados, vandalizados o sometidos a condiciones extremas de suciedad, el trabajo se convierte en una labor compleja que requiere planificación, herramientas adecuadas y muchas veces, también, protección sanitaria.

Una de las causas más comunes por las que un piso necesita vaciarse completamente es la ocupación ilegal. Al abandonar la vivienda, los okupas a menudo dejan tras de sí un escenario caótico: paredes pintadas o rotas, muebles destrozados, electrodomésticos inutilizados y basura acumulada durante semanas o meses. Los contenedores de basura no se usan, la limpieza brilla por su ausencia y las condiciones de vida llegan a ser insalubres. El propietario, al recuperar su vivienda, se enfrenta a una escena devastadora que no puede gestionar sin ayuda especializada.

Otro caso habitual es el de los pisos afectados por el síndrome de Diógenes. Esta patología lleva a las personas a acumular compulsivamente objetos, basura y residuos de todo tipo, sin capacidad para desechar nada.

En estos inmuebles, lo habitual es encontrar montañas de ropa vieja, botellas, bolsas de plástico, envases de comida caducada, muebles inservibles, animales muertos, restos de comida en descomposición y, en muchos casos, la presencia de plagas como cucarachas o ratas. La limpieza de estas viviendas es, sin duda, uno de los mayores desafíos dentro del sector.

Existen inmuebles que han permanecido cerrados durante años

También existen inmuebles que han permanecido cerrados durante años, bien por disputas de herencias o por desinterés de los propietarios. Estos pisos suelen deteriorarse por la humedad, el polvo acumulado, los excrementos de animales, la proliferación de hongos y moho, y en algunos casos, también acaban siendo ocupados o vandalizados. Los daños estructurales, como goteras, desconchones, y roturas de cristales o puertas, son habituales en estos escenarios.

El primer paso para devolver la dignidad a una vivienda en estas condiciones es el vaciado completo del inmueble. Este proceso comienza con una evaluación inicial, donde se determina qué tipo de residuos hay, qué materiales requieren tratamiento especial y si existe algún riesgo biológico o sanitario. En función de ello, se decide la logística: número de operarios, tipo de vehículos, uso de contenedores o bolsas industriales, necesidad de EPIs (equipos de protección individual), etc. Durante el vaciado, se retiran cuidadosamente todos los enseres, prestando especial atención a materiales cortantes, jeringuillas, productos químicos o restos orgánicos. Todo aquello que pueda suponer un riesgo para la salud debe manipularse con máxima precaución. Además, muchos residuos no pueden tirarse a la basura convencional, sino que deben ser gestionados conforme a la normativa medioambiental: desde baterías hasta colchones, electrodomésticos o aceites.

Desinfección total del espacio, tratando cada rincón con productos bactericidas

Una vez que el piso queda completamente vacío, comienza la fase de limpieza profunda, sin duda la más delicada. Esta limpieza no consiste únicamente en barrer o fregar. Implica una desinfección total del espacio, tratando cada rincón con productos bactericidas, desinfectantes, virucidas y desodorizantes industriales. Muchas empresas aplican tratamientos con vapor a presión o utilizan generadores de ozono para eliminar olores persistentes y microorganismos.

En pisos donde ha habido acumulación de basura orgánica, la presencia de moho suele ser notable. En estos casos, se requiere un tratamiento especializado, pues ciertas esporas pueden provocar problemas respiratorios graves. Además, si hay humedades estructurales, se debe realizar una evaluación más técnica para evitar que el problema reaparezca tras la limpieza.

La cocina y el baño son dos puntos críticos. En viviendas vandalizadas o abandonadas, es habitual encontrar sanitarios atascados, electrodomésticos en mal estado y restos de comida putrefacta. La limpieza debe ser minuciosa, ya que estos espacios acumulan la mayor parte de las bacterias. A menudo, se utilizan productos desincrustantes, desengrasantes industriales y máquinas de vapor a alta temperatura para devolver el brillo y la seguridad sanitaria. En algunos casos, también se realiza un tratamiento antiplagas. Si hay signos evidentes de cucarachas, roedores u otros insectos, se aplican métodos de fumigación o cebado. Este proceso puede requerir varios días, dependiendo del grado de infestación, y en ocasiones es necesario repetirlo tras unas semanas para garantizar que el problema ha desaparecido por completo.

Viviendas afectadas por abandono o vandalismo

Otro aspecto relevante en este tipo de servicios es el manejo de olores. Las viviendas afectadas por abandono o vandalismo suelen tener un olor penetrante, mezcla de humedad, orina, moho y residuos orgánicos. La ventilación natural no siempre es suficiente, por lo que se recurre a neutralizadores de olores de uso profesional, ozono o tratamientos térmicos que eliminan las partículas responsables del mal olor.

El tiempo necesario para vaciar y limpiar un piso en estas condiciones varía mucho. Un apartamento pequeño puede estar listo en uno o dos días si el grado de suciedad no es extremo. Sin embargo, en casos de acumulación severa o deterioro grave, pueden ser necesarias varias jornadas, equipos de trabajo más numerosos y maquinaria industrial específica.

En cuanto a los costes, estos también dependen del tamaño del inmueble, la cantidad de residuos, el grado de deterioro y si se requieren servicios adicionales como desratización, reparaciones o pintura. Los precios pueden ir desde unos 500 euros en limpiezas simples hasta superar los 3.000 euros en limpiezas extremas o intervenciones en pisos grandes o muy dañados.

Las empresas especializadas en limpieza extrema no sólo nos ocupamos del trabajo físico, sino también de la gestión emocional y legal del proceso. En muchos casos, los propietarios son personas mayores, herederos que no saben por dónde empezar, o comunidades de vecinos desesperadas por la insalubridad de una vivienda próxima. Contar con un servicio que aporte soluciones, discreción y resultados, es fundamental para cerrar etapas difíciles y recuperar espacios para su uso habitual. Además, estas empresas solemos ofrecer documentación visual del antes y después, algo útil si se necesita justificar el estado del piso ante seguros, juzgados o futuros inquilinos. Algunas también asesoramos sobre cómo reforzar la seguridad del inmueble para evitar nuevas ocupaciones o sobre las reformas mínimas necesarias para poner el piso en el mercado.